En los últimos días, la situación general del planeta, tal y como la conocemos, se va deshaciendo poco a poco como si del hielo de un glaciar se tratara. Debajo de la fina capa de hipocresía, maldad general e ignorancia por castigo van quedando visibles, aunque algunos todavía no sean capaces de percibirlo, las artimañas reiteradas de ese lejano y gigantesco país llamado EE. UU. Por si todavía el personal no ha logrado coscarse de cómo funciona esto, podríamos resumirlo de la siguiente manera:
Rusia, China e India le llevan comiendo la tostada, no solamente a los EE. UU., al mundo de forma general en la última década. Estas potencias de gran envergadura llevan muchísimo tiempo forjando un futuro a base de trabajo, constancia y valores. A algunos le puede sonar a risa lo que cuento, a sabiendas de que en estas potencias también se «cuecen habas» en materia de política, derechos humanos o libertad de expresión, pero ese no es el tema. Al menos no en estas líneas.