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Cajón de sastre

La sala de espera y sus variadas realidades
Cajón de sastre

La sala de espera

Si hay un lugar pintoresco dentro de un hospital, ese es sin duda la sala de espera. Digo hospital, pero también es válido la de cualquier centro médico local. En cualquiera de los casos, las salas de espera son lugares donde en reiteradas ocasiones, en un corto periodo de tiempo, o mucho, según el fulano que lo sufra, puedes llegar a ver lo mejor y lo peor que puede encarnar la raza humana.

Puedes incluso llegar a conclusiones que en ninguna otra parte serían más clarividentes que en ese preciso lugar. Porque como digo, una sala de espera está repleta de gente, por lo general, si hablamos de cualquier hospital de cierta relevancia en una zona determinada. Hasta allí se desplazan personas de todo tipo, con afecciones variadas y niveles de gravedad distintos.

Los peligros del deporte
Actualidad, Cajón de sastre

Los peligros del deporte

El mencionado gimnasio ha supuesto un antes y un después en la vida de la de los residentes del lugar y no precisamente porque la mayoría hayamos terminado ejercitando nuestra silueta en sus instalaciones por pura iniciativa. Más bien porque, a modo de reclamo, han colocado a un monitor de 1,90 m de altura que pareciera un Adonis tallado por los dioses. O mejor aún, que hubiera regresado de entre los muertos para seguir dándole lo suyo a la infiel Afrodita mientras esta, arrastrada por sus calenturas internas, se los ponía al inocente Hefesto.

El bolso, la yonqui y la señora del tercero
Actualidad, Cajón de sastre

El bolso, la yonqui y la señora del tercero

Las mañanas de sábado pueden pasar de monótonas y aburridas a revolucionadas e indignantes en una fracción de segundo. Más bien en unos minutos, los que transcurren desde que veo correr a una señorita con aspecto poco afable empujando un carrito de bebé y un minuto y medio después aparecer por la esquina de la calle una anciana nonagenaria intentando darle caza. Todo ello después de que la primera le hubiera robado el bolso con 40 euros en el mismo descansillo de su edificio.

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