Cualquier cosa que se nos pase por la cabeza es posible en esta casa de putas llamada España. La última se llama “descolonización de los museos” y la intención, una vez más, es la de intentar borrar la historia del Imperio español. Si además pueden dejarnos por los malos de la película, algo a lo que ya nos hemos acostumbrado, mucho mejor.
Según un artículo publicado en la UOC, “el Gobierno español anunció en el mes de enero su intención de revisar las colecciones de los museos nacionales para “superar su marco colonial””. Tócate los huevos morenos. Por supuesto, desde el pulpito los políticos de turno se escudan tras la retórica de que esta iniciativa viene de arriba, es decir, de Europa.
La “descolonización de los museos” y el acomplejamiento instaurado
Una vez más poner entredicho la historia de nuestro país y el punto ético y moral de sus conquistas se convierten en objetivo primordial y por ende señalar a todos aquellos que decidan ensalzarla y no avergonzarse de lo que fuimos. Pronto veremos justificado el sancionar a aquel que hable en términos históricos, que no políticos, sobre la colonización del Imperio español y sus logros en otros continentes.
La historia se repite, pero no de la manera que se haría en cualquier nación con cierto grado de sentido común. Además, para impulsar este discurso y avalarlo moralmente buscan, como lo suelen hacer siempre, a “expertos” en el tema que proclamen de manera técnica, y sin que la mayor parte del pueblo lo entienda, como se debe llevar a cabo esta “descolonización de los museos”.
Por ejemplo, UOC recoge las declaraciones de María Íñigo, profesora e investigadora de los Estudios de Artes y Humanidades en la propia UOC, que argumenta que “se deben revelar las formas en que estas narrativas o conceptos culturales ocultan prejuicios, entender con qué discursos y pretextos se están perpetuando y cuestionar lo que muchas veces está instalado en nuestros imaginarios culturales como sentido común”.
Y yo me pregunto ¿no es de sentido común pensar que buena parte de las zonas del continente americano son hoy lo que son gracias a aquel imperialismo?, o ¿nos creemos que sin la llegada de los colonos españoles aquellos indígenas hubieran avanzado social, económica o culturalmente al ritmo que lo hicieron gracias a este hecho?
Pero no se preocupen que cambiando la historia, pero sobre todo tras la “descolonización de los museos” desde aquellas latitudes, las colonizadas en siglos pasados, nos miraran con otros ojos, con más cariño… Íñigo nos explica que, para proceder de manera correcta en esta iniciativa, sería bueno:
“Evitar simplemente presentar un objeto y detallar sus características, y, por el contrario, explicar cómo se adquirió, si fue en el marco de un conflicto armado o en un momento de resistencia de un pueblo ante un imperio”. Es decir, detallar en el texto explicativo como se lo arrebatamos, en el contexto de una guerra, al autóctono de turno.
Indudablemente, hay voces autorizadas a oponerse a este tipo de disparates fruto del acomplejamiento sistémico que padecemos desde hace ya demasiados años. Entre ellas la de Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, que ha calificado de disparate la idea, aludiendo además a esa “autoflagelación constante” que nos imponen los políticos de turno fruto de ese servilismo sin sentido en el que andamos instalados de manera perpetua.
Como argumenta Iglesias, ¿Se imaginan a un Francés, británico o Portugués angustiado por haber conquistado, hace cuatro, cinco o seis siglos antes, este o aquel territorio del planeta? Va a ser que no. Porque no se puede mirar al pasado con ojos del presente, ni intentar manipular este último con aquello que hicimos anteriormente. Generalmente, fruto de las luchas globales que se llevaban a cabo en un mundo totalmente distinto al actual.
Mucho menos cuando se emplea como arma política para adoctrinar, subordinar y en definitiva “analfabetizar” a todos aquellos que no tienen ni puñetera idea de historia y que se creen a pies juntillas lo que cualquier paniaguado del sistema le vende desde un altavoz mediático. En definitiva, un disparate de esos “made in Spain” que tan habituales se han convertido ya.
Es indudable que el Imperio español, como cualquier otro a lo largo de la historia, hizo tremendas barbaridades alla donde imponía su ley. Las mismas que hubiesen hecho los del bando contrario si hubieran estado en disposición de ello. Porque hay que ser muy inocente, o justamente todo lo contrario, para intentar retorcer una historia ya escrita que no se puede cambiar.
Pero por encima de todo, muy necio y estúpido para no valorar los logros de un imperio donde literalmente no se ponía el sol. Por cierto, desintegrado gracias a mafiosos, corruptos y cantamañanas como los que hoy intentan la mal llamada “descolonización de los museos” a base triquiñuelas políticas tras las que se parapetan ingentes cantidades de resentidos al acecho de ilusos de la misma calaña.