Cajón de sastre

Mis rutinas deportivas, las evidencias mezquinas y algunas convicciones de la edad

Tener animales en casa, por lo general, desemboca en una rutina de horarios impuestos como consecuencia de las costumbres que estos adoptan en cualquier faceta de su existencia. Ya sea comer, dormir, o “hacer popó”, todo en ellos nace de manera casi exacta e inexplicable a la misma hora, en su borboteo de vida interior. Y como todo en general, la cosa en sí tiene sus ventajas e inconvenientes. No me centraré en estos últimos porque quizás, para algunos, puede que este habituamiento constante no les ocasione molestia alguna en su rutina diaria.

Respecto a los pros que se dan por esta consecución de hechos, en mi caso particular está el de hacerte madrugar de lunes a domingo, algo que acepto con buen gusto, ya que me da la posibilidad de poder realizar algunas tareas que yo mismo me he habituado a llevar a cabo precisamente en las primeras horas de la mañana, como por ejemplo salir a montar en moto para despejar esta Mente Corriente que precisa de desconexión en ciertos momentos.