Diario de un «PePePe», o algo así
Soy Danko, un simple perro que lleva ya bastantes lunas y soles viendo pasar el tiempo detrás de unos barrotes. Me recogieron de la calle una mañana que me pillaron desprevenido, tras haber logrado escaparme de la soga que me mantenía atado a un poste desde ni me acuerdo. Mi amo me colocó allí y nunca más volvió a soltarme. De vez en cuando me traía algo de comer y agua, pero nada más. Sin embargo, a base de roer la propia soga conseguí salir de allí… pero la alegría duró muy poco.
Apenas unos días después, varios humanos vestidos de azul me engatusaron con unas salchichas y yo, que andaba con el estómago vacío, terminé cayendo en su trampa. Lo siguiente que recuerdo fue despertar sobre la base negra de plástico donde duermo cada noche… No está mal, si lo comparo con el sitio donde tanto tiempo pase amarrado, pero tampoco es que sea el sueño dorado al que aspiraba cuando tan solo era un frágil cachorro acurrucado sobre el pecho de mi madre, mecido por el vaivén de su respiración.
