El miedo: Esa arma que no precisa de licencia
Divagaba recientemente sobre la posibilidad de estar, probablemente, ante la sociedad más evolucionada que ha conocido el ser humano a lo largo de su historia, al menos en algunas materias que nos afectan a todos y cada uno de nosotros de manera global. Sin embargo, hay cosas que no han cambiado. O mejor dicho, se mantienen en esencia tal y como las conocemos desde su origen. Entre ellas el miedo y el efecto que surte entre todos nosotros cuando los que se encargan de infligirlo ponen en marcha la afinada maquinaria necesaria para lograr este cometido.
Teniendo en cuenta que hoy en día vivimos en una época en el que las relaciones entre los seres humanos han alcanzado su mayor plenitud, gracias a todos aquellos canales creados por estos mismos, llámense internet, redes sociales, telecomunicaciones y otras tantas formas de poder interactuar, es también más sencillo que nunca infundir el miedo entre la población. De hecho, todos los avances tecnológicos en este sentido han facilitado esta labor a esa pequeña minoría generadora del mismo, en pro de su propio beneficio.
