El hermano de Sánchez, las colocaciones a dedo y la madre que nos parió a todos

-¿Has visto la declaración del hermano de Pedro Sánchez?

-Paco, no pierdo el tiempo viendo esas cosas…

Así empezaba la cháchara con mi fisioterapeuta a razón de la declaración del hermano de “Antonio”, nuestro presidente. Ya sabéis, el músico al que nuestro gobierno le asignó un puesto de trabajo a medida como Jefe de la Oficina de Artes Escénicas en la Diputación de Badajoz. Curiosamente, y según parece, David Sánchez no tiene muy claro de qué va la tarea que debe desempeñar y ni tan siquiera donde se ubica la sede oficial de tal entidad en la que se le presupone la cabeza visible. Algo que tampoco debe extrañarnos en demasía, teniendo en cuenta la finalidad del cargo y a quién se le adjudicó supuestamente mediante concurso público, o eso dicen los encargados de dicho proceso de selección.

Viendo la concatenación de hechos y a los personajes protagonistas de los mismos, el objetivo del embrollo, ahora judicializado, no era otro que el hermanísimo se lo llevara crudo, como ya ha ocurrido miles de veces en casos similares dentro de cualquiera de los gobiernos precedentes. Tal es el punto de enchufismo que incluso rediseñaron la denominación del puesto para que desde ahora fuera considerado como “alto cargo”, con el consiguiente incremento salarial.

Sabemos de buena tinta que eso de montarle el chiringuito a cualquiera por el simple hecho de ser amigo, familiar e incluso amante, es muy del gusto de nuestros políticos. En todos y cada uno de los gobiernos precedentes han existido conductas de este tipo, en pro del beneficio de unos pocos privilegiados exentos de cualquier tipo de escrúpulo o moralidad. Total, pensarán ellos, si quien paga es el inocente contribuyente que sigue creyendo (muchos aún lo hacen hoy) que sus impuestos se destinan para financiar la sanidad, la educación y demás partidas presupuestarias.

Esas, por otro lado, amparadas por el expolio fiscal que sufrimos todo hijo de buen vecino de manera continuada, bajo pretextos tan manidos como la solidaridad, el bien común o ese cáncer llamado progresismo. Aclarado esto y después de haber hablado de las habilidades profesionales del hermano de nuestro presidente, las de terminar chupando del bote como buen progre que se precie. También las de Pedro I el Guapo, para colocar a dedo al primero, o cualquier otro que él buenamente crea conveniente, toca hacer lo propio de la madre que nos parió a todos y cada uno de nosotros.

Porque claro, uno se pregunta que debieron hacer mal estas santas para que personajes de tan baja calaña moral logren estar en esa cúspide piramidal en forma de sociedad en la que habitamos, mientras que otros y otras, sinónimo de esfuerzo, trabajo y buen hacer, luchan cada día por intentar llegar a final de mes. No sé si logran entender cuál es el planteamiento de esta efímera reflexión; ¿Tan mala fue la educación que nos inculcaron que no logramos percatarnos del nivel de desidia y amoralidad que nos rodea por los cuatro costados?

En lo personal, estoy casi seguro de que no, básicamente porque recuerdo a mi madre y a la mayoría de aquellas que lo fueron en la misma época, luchar con uñas y dientes por darnos un futuro y a la vez intentar precavernos de los males que nos rodeaban entonces y lo harían en lo sucesivo. Sin embargo, muchos años después, hemos demostrado que todo aquello cayó en saco roto. Si no, no se entiende que gente como Pedro Sánchez pueda alcanzar la presidencia de gobierno de un país y que además millones de acólitos le sigan bailando el agua como si tal cosa tras casi 8 años de indecencia y mentiras a partes iguales.

Ojo, y aviso a navegantes; Ninguno, absolutamente ninguno de los que hoy ostentan una posición de poder en el Parlamento, serían capaces de sacarnos del atolladero en el que andamos metidos de alzarse con la batuta de mando de este país. Es más, por su propio bien, no les interesa que esto último se dé, entre otras cosas, porque dejarían de vivir del sudor de todos y cada uno de nosotros, terminando para siempre con sus respectivas carreras como profesionales de la política.

Sobre esto último, ¿hay algo peor que convertirse en un mercenario de la política? Si quieren una respuesta racional, tráguense un día de estos una comparecencia, por ejemplo, del bueno de Patxi López. Si terminado el festín discursivo, están con ganas, investiguen la trayectoria profesional del fulano y comprenderán muchas de las cosas que acontecen en estos días. Volviendo a las madres, que me voy por los cerros de Úbeda, las que nos parieron a todos y cada uno de nosotros…

Supongo que ellas también se cuestionarán, de cuando en cuando, que hicieron mal para que hayamos llegado a este punto, sin soluciones loables a la vista con las que intentar revertir la deriva social, económica, jurídica y política que nos/les ha tocado vivir. Llegado el caso, uno imagina a la madre de los Sánchez (David y Pedro) mirando el televisor en el salón de casa, medio patidifusa, mientras escucha la dantesca declaración de su vástago menor, el músico.

Es probable que en una situación así la buena señora se pregunte en qué pudo haber fallado a la criatura aunque, llegado el caso, siempre le quedará el consuelo de lo bien que le ha ido a su mayor. Coño, logró ser presidente del gobierno haciendo campaña por media España a los mandos de un Peugeot 407 solamente con el apoyo de tres fulanos (Santos Cerdán, Koldo García y José Luis Ábalos), que parecieran haber salido de un puticlub la noche anterior… En su regocijo se dirá para sus adentros “tan mal no lo habré hecho, ¿no?, alto, guapo y con Don de gentes, ¿qué más se le puede pedir a un hijo?” ¡Viva Pedro, y la madre que lo parió!

Imagen: Hércules Diario