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Cuando «de casta le viene al galgo» y la política se convierte en forma de vida

Si uno piensa en los problemas sistémicos que han llevado a España a la situación actual en la que se encuentra, sin duda alguna el de la corrupción en al ámbito político es probablemente el peor de estos males. Dada principalmente por la falta de escrúpulos, ética y empatía hacia los demás, de la inmensa mayoría de aquellos que deciden optar por esta vía, la política, como forma de vida.

Más aún, y sobre esto último; es posible que dentro de esa ruindad que circunda al estado y todos sus estamentos resalte llamativamente el no tener más objetivo, por parte de algunos, que el de vivir indefinidamente del erario público, a costa del resto de sus conciudadanos, por el simple hecho de militar en un partido político. Todo ello gracias a haber logrado que el jefe del mismo decida mantenerlos dentro de la estructura de este por los siglos de los siglos… amén.

En este supuesto podemos encontrar ejemplos como el de Carmelo Romero Hernández, un desconocido para la mayoría de ustedes (también mío hasta hace apenas unos días), diputado por Huelva en el Congreso durante tres legislaturas y alcalde desde 1995 hasta este mismo pasado mes de septiembre en su pueblo natal, Palos de la Frontera, Huelva. Además, ha sido diputado en el Parlamento de Andalucía y actualmente es senador por Huelva.

Precisamente, por este último puesto político, ha tenido que renunciar a la alcaldía, ya que su propio partido le ha pedido que ande centrado en su tarea como senador y aparque los entresijos locales de momento. Carmelo, como era de suponer, no ha puesto ninguna objeción a la petición de sus jefes, puesto que en ello le va el seguir enganchado a la teta del estado vía el partido en el que milita, el Partido Popular.

Lo curioso del asunto es que, quien le ha sucedido en el cargo como alcalde en Palos de la Frontera es su hija de 26 años, Milagros Romero, «profesional de la política» desde las elecciones municipales del pasado año. Es decir, en solo un año ha pasado de estar en las listas locales del PP a sentarse en el sillón de alcaldesa (porque su padre así lo ha decidido), cobrando un sueldo anual bruto de 18.620 euros.

Lo primero que uno no se pregunta es en que momento se han convocado unas nuevas elecciones y el pueblo, democráticamente, ha elegido a Milagros Romero como alcaldesa de Palos de la Frontera. Pero, más importante aún, es que impulsa a alguien con apenas 26 años a entrar en el fango de la política más allá del rédito económico que le pueda suponer. En este caso no hay duda de que «de casta le viene al galgo» y eso de la política parece ser que en casa de los Romero se ha convertido en la manera más sencilla de acceder a un sueldo a costa del erario público. Solo hay que echar un ojo al C.V. del padre para entender esta afirmación.

El amigo Carmelo se ha estado embolsando en los últimos años dos sueldos provenientes de las arcas públicas. Por un lado, el de senador por el PP, que asciende a más de 73.000 euros, y de otro los dieciocho mil y pico como alcalde sin dedicación en el consistorio local. Claro, es indudable que cuando uno percibe estas cuantías por el simple hecho de pertenecer al entramado político de un partido, intente alentar a sus retoños para que opten por la misma ¿profesión?

No hay duda que este sistema está corrompido hasta la médula y que la política, lejos de ser una herramienta para mejorar la vida de todos y cada uno de nosotros, se ha convertido en el cortijo particular de una casta otrora se presentaba en forma de reinado, dictadura militar o «república salvadora», entre otros. En nuestro tiempo disfrutamos, de los Carmelos, las Milagros y demás postulantes a un puesto vitalicio para el resto de sus vidas, sin más objetivo que el de llevárselo crudo.

Porque siempre cabe la posibilidad de que cuando alguien se interesa por la política local de su pueblo, es probable que ese germen inicial se haya conformado a base de unos ideales y buenas intenciones con las que hacer del sitio un lugar mejor. Pero cuando estos mismos terminan aferrándose al sillón, de manera indefinida, (da igual al nivel del que hablemos) sin más intención que hacer de la política su forma de vida, el resto, es decir, usted y yo, estamos jodidos.

Así que viendo el percal de lo que se cuece en Palos de la Frontera, no hace falta augurar que Milagros, esa que “afronta el nuevo cargo con ilusión, humildad y respeto y anunciaba ante una sala llena de autoridades locales y provinciales, amigos y familiares, la construcción de una nueva guardería en la Zona de los Príncipes y una nueva residencia y centro de día para la tercera edad”, terminará dedicada a lo mismo que el padre, antes o después.

Es decir, bien colocada en alguno de los chiringuitos políticos que el PP, PSOE o cualquiera de los partidos políticos que gobiernan a nivel nacional tienen montados a todos los niveles. Todo dependerá de su resiliencia y capacidad de acatar las órdenes de partido. De no meterse en los charcos que no corresponda y por encima de cualquier cosa amar a su adorado líder, en este caso un gallego llamado Alberto Núñez Feijóo que, por cierto, lleva desde 1991 como “político profesional” ¿Ven ustedes ya por donde va la cosa?

Foto: Facebook

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