Hace cosa así como de tres años, por los devenires de la vida, conocí a Cari, una chica bastante puesta en el tema de las famosas monedas digitales y en especial Bitcoin. Por aquellas fechas, y según nos contaba en corrillo a varios integrantes de las clases de tenis para adultos—pareciera que hablásemos del guion de una peli porno—se acababa de comprar un Mercedes-Benz precisamente con las ganancias que había logrado en los últimos meses gracias a la subida estratosférica de la famosa divisa virtual.
Yo por aquellos días solo había escuchado de refilón algunos datos respecto a que era, de donde procedía y cómo funcionaba el famoso Bitcoin, pero seguía teniendo claro que, como la pasta gansa, en efectivo, contante y sonante, no había nada.
Evidentemente, yo no iba en un automóvil premium importado fruto de mis buenas decisiones en materia de inversión, pero por las noches conciliaba bien el sueño. Casi todos sabemos lo que ha venido vino después, en cuanto al ascenso y caída que se produjo respecto a esta moneda digital y lo que previsiblemente puede venir en los próximos meses si se cumplen los planes globalistas de las elites políticas y económicas.
El euro digital, y la eliminación de la privacidad personal
Todo esto viene en relación con el anuncio de Christine Lagarde, actual presidenta del BCE, y las intenciones de esta y todos los que manejan nuestras vidas a su antojo, de crear una moneda virtual para, según en palabras de la propia Lagarde, defender la soberanía europea del ataque de multinacionales del nivel de Amazon o Google, por ejemplo. Que esta llegará antes o después podemos darlo por hecho. Que cuando finalmente se instaure vamos a vernos jodidos, también deberíamos de hacernos a la idea cuanto antes.
Ya dejo claro recientemente, en el video del anuncio del nuevo Euro digital, que, aunque para un 43% de la población el aspecto más importante a tener en cuenta en caso de crear una moneda digital es su privacidad, para ellos es simplemente un mero escollo que saltarán llegado el momento.
La cuestión aquí, y lo más preocupante del asunto, es la falta de conciencia social de lo que supondrá la entrada en vigor del euro digital y posteriormente, de manera paulatina, se elimine definitivamente el dinero físico. Si la población no logra entender que sería una renuncia a una buena parte de sus libertades, entonces solamente podemos dejarnos llevar y esperar a que esta bomba bursátil nos estalle directamente en la cara. Porque una cosa está clara; Ellos lo van a intentar y no pararán hasta lograrlo.
Políticas liberticidas que allanan el camino para convertirnos a todos en esclavos del mismo proceso.
¿La excusa para la creación del euro digital?: la financiación del terrorismo o el narcotráfico y por supuesto la evasión fiscal. Pero esto es solo la palanca que ellos emplean para un plan mayor. De hecho tan grande que no se podría cuantificar la cantidad de poder que atesorarían en su haber, si el que poder se puede medir como tal, de lograr eliminar el dinero físico y hacernos pasar por el aro del euro digital como única forma de pago dentro de la U.E.
Ante esto es evidente que la mayor parte de la población claudique y se deje engañar (una vez más) por esta banda de mafiosos trajeados, que cada día suponen un peligro más evidente para nuestros derechos y libertades individuales.
Pero claro, esta es la consecuencia de años de adoctrinamiento, de una educación pensada por y para su servicio, donde cada uno de nosotros deberíamos ser simples peones preparados para trabajar de manera incondicional para “papá estado” y, llegado el caso, como en esta ocasión, para un ente supranacional llamado Comunidad Europea.
“No tendrás nada y serás feliz”
Esta, a su vez, está literalmente plegada a las exigencias de grandes corporaciones económicas y financieras, que son en definitiva los que se encargan de pagar la factura final de este tipo de políticas liberticidas que allanan el camino para convertirnos a todos en esclavos del mismo proceso.
Bajo el ya conocido lema “No tendrás nada y serás feliz”, vaya que si va a llegar este momento tan idealizado por los creadores de la conocida agenda 2030. Ya se están encargando día y noche de alcanzar la ansiada meta, y ni tan siquiera escondiéndose como antaño, de quitarnos hasta los calzoncillos en el proceso.
Supongo que ellos estarán alucinados de ver las tragaderas que tenemos el pueblo en general y como, aun a pesar de ser cada vez más conscientes de lo que está sucediendo, seguimos sumidos en una profunda anestesia social, emocional e incluso vital, que les da vía libre para seguir llevando a buen puerto su plan central: el control total de las masas.
Es algo que sin duda requiere de su tiempo, hasta Dios necesitó 7 días para crear el mundo, pero que, con paciencia y esmero, están logrando sin tener que pegar ni un solo tiro. Lo llaman progreso.