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«Se busca al último Papa antes del fin del mundo…»

Como todos ya sabemos, el pasado lunes 21 de abril fallecía el Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio para los amigos), tras sufrir un ictus cerebral. Tras de sí queda más de una década de mandato dentro de la iglesia católica, donde el pontífice no ha pasado lo que se dice desapercibido, como si pudieron hacerlo, en mayor medida, algunos de sus predecesores. Y a decir verdad es algo de alabar teniendo en cuenta el nivel al que ha llegado lo políticamente correcto. O más bien, como el ojo inquisidor de la maquinaria estatal y social está siempre preparado para aniquilar cualquier iniciativa expresiva por parte de cualquiera que pretenda salirse de lo establecido.

En cualquier caso, no voy a entrar aquí a valorar lo buena o mala que haya podido ser la gestión del difunto Papa Francisco. Eso es algo que les toca hacer a sus acólitos y todos aquellos que siguen creyendo en una institución tan arcaica, y desprestigiada en algunos momentos, como lo es la iglesia. Ojo, no me refiero a la propia religión en sí misma, sino a la entidad física, económica y social que lleva siglos explotando el negocio de la fe. Podríamos pasar días despotricando sobre lo que son y lo que representan en términos generales, a pesar de que en su seno pueda haber ejemplares excepciones que se dedican en cuerpo y alma a lo que supuestamente profesan.

Dicho esto, y pensando en aquello que se lleva dicho desde que supimos que Francisco había pasado a mejor vida, supuestamente a otra donde su misión será la de hacerle compañía a su jefe, como todos sabemos ahora toca elegir a un digno sustituto. Sin embargo, a tenor de las deducciones que han llevado a cabo estos días, esos que se hacen llamar expertos en materias cristianas y/o religiosas, da incluso miedo pensar quién podría ser el elegido y sobre todo cuál sería la misión que se le habría encomendado en lo sucesivo para con sus fieles aquí en la tierra.

Porque si nos dejamos llevar por aquellas teorías que publicaba el famoso boticario francés Nostradamus en su conocido libro “Las Profecías”, estamos jodidos. En otras palabras, nos quedarían dos telediarios para pasar a mejor (o peor) vida. Algunos irían a parar junto al fallecido Papa Francisco y su jefe y otros a la vera de Lucifer, por inmorales, pecadores y poco dados a practicar la buena fe. Según los escritos del galo, el próximo Papa sería el último en ocupar este cargo dentro de la jerarquía católica. Además, daría a entender que este podría ser negro:

“No será el romano pontífice elegido,

Ni cerca ni lejos se le prestará atención,

Un joven de piel oscura con la ayuda del gran rey,

Entregará la bolsa a otro de color rojo.”

Pero si no tenemos bastante con los augurios de Nostradamus, también podemos recurrir a las elucubraciones que San Malaquías de Armagh, arzobispo católico, promulgaba allá por el siglo XII, aunque fuera el monje benedictino de nacionalidad belga, Arnoldo Wion, quien las publicaría casi 500 años después en el libro titulado “El árbol de la vida, el ornamento y la gloria de la Iglesia”. La llamada Profecía de los Papas habla de un total de 112 Papas a lo largo de la historia de la iglesia católica.

Cada uno de ellos viene acompañado de una cita en los textos de Malaquías y en referencia al último en llegar, el número 112, este advierte que: “Pedro el Romano, que nutrirá las ovejas en muchas tribulaciones; cuando acaben, la ciudad de las 7 colinas será destruida, y el juez terrible juzgará a su gente. Final.” Como vemos la cosa no pinta bien. Además, la puntilla a todo este asunto es que, el año 2027 sería la fecha prevista para que el mundo llegara a su fin.

Visto así, la iglesia católica tendría una difícil elección los próximos días. Si se dejan llevar por las siniestras teorías de Nostradamus y Malaquías, el próximo Papa debería de ser negro, y solo disfrutaría del cargo durante los próximos dos años. Ahora bien, guiándonos por lo que suele hacer “la compañía eclesiástica”, lo más probable es que pongan nuevamente a otro pontífice alineado con las políticas promulgadas desde el Foro de Davos, para posteriormente poder seguir cobrando por los servicios prestados.

No debemos olvidar que la iglesia es otro de los pilares estratégicos donde se apoyan las élites para moldear las ideas del pueblo a su antojo. Una vez más lo hacen recurriendo a esas técnicas ya mencionadas anteriormente en otras reflexiones, con las cuales, mediante la utilización del miedo y el chantaje emocional, han logrado implementar un dantesco sistema de ingeniería social que además han perfeccionado con el paso de los años.

Dicho todo esto y para tranquilidad del público, tengo una buena noticia dentro de este maremágnum de eventos negativos y futuros poco optimistas para la humanidad. Recurriendo al el mayor generador de profecías y vaticinios que la humanidad ha conocido en las últimas décadas, la conocida serie animada de televisión, Los Simpson, ya les aviso de que estos no predijeron la muerte del Papa Francisco en ninguno de sus capítulos. Por lo tanto, es probable que el mundo no se vaya a ir al carajo en los próximos meses, ni tampoco que el pontífice elegido por el cónclave de cardenales encargados de ello, esté caracterizado por unos marcados rasgos de origen africano. O sí, vaya usted a saber.

Recurriendo a nuestra cotidianidad, no se sorprendan si mañana Pedro Sánchez sale diciendo que se postula como Papa, ya sabemos que “nuestra sanchidad” es un ser polifacético donde los haya. Lo mismo te firma una amnistía ad hoc, que un pacto con Podemos. Le monta un chiringuito a medida a su hermano, o una cátedra en una universidad privada a su mujer… Es decir, que puede pasar de no acudir al entierro del Papa Francisco (aún no sabemos el motivo), a decir que él debería ser “el elegido” para ocupar el cargo vacante.

Volviendo a la realidad que nos ocupa en estas líneas, aunque siempre es bueno recordar por quién estamos gobernados, no sabemos qué ocurrirá en las próximas semanas con la elección del nuevo Papa. Tampoco si la iglesia cumplirá de una vez y de manera íntegra lo que promulga. Sea como fuere, a sus creyentes solo les queda esperar a que se dé cuanto antes la famosa fumata blanca, y que su nuevo líder espiritual cumpla con las expectativas creadas en torno a una figura de su relevancia, ya que “the show must go on”.

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