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Pandemia

Este texto lo publiqué en una de mis redes sociales, incluyendo algunas frases que he decidido omitir, unos días después de comenzar el confinamiento, y como es de suponer mucha gente de mi entorno, como mínimo, y por decirlo de una manera suave, me demostró su descontento general hacia mi posicionamiento particular sobre la pandemia y todo lo que, probablemente, traería consigo.

Luego vinieron los cierres perimetrales ilegales, vacunaciones masivas con fármacos que no habían sido testados convenientemente y un sinfín de hechos carentes de sentido que hemos ido conociendo gradualmente y que a su vez han ido derrumbando la versión oficial como un castillo de naipes en el ideario del personal.

En general, por la inconsistencia del propio discurso oficial y la manera de proceder con el asunto, en la mayor parte de cuestiones por parte de la casta política, saltándose una y otra vez, sistemáticamente, la Constitución y ordenamiento jurídico actual en detrimento de los derechos individuales de todos los españoles.

  • La Pandemia del Covid-19 aún no ha tocado su fin, al menos institucionalmente, y con el pasar del tiempo se seguirán destapando más cuestiones turbias del asunto.

En una ocasión, durante el transcurso de una charla, hablando precisamente sobre todo este tinglado con un buen amigo, que no estaba de acuerdo conmigo en la mayor parte de cuestiones que yo exponía, le dije que las cosas, en términos generales, no son como empiezan sino como suelen acabar, en ocasiones contra todo pronóstico antes vaticinado.

La Pandemia del Covid-19 aún no ha tocado su fin, al menos institucionalmente, y con el pasar del tiempo se seguirán destapando más cuestiones turbias del asunto. A su vez, una mayor parte de la población se echará las manos a la cabeza, pensando en lo que hemos tenido que soportar a lo largo de los últimos años, como consecuencia de este embolado macabro, y cuál es el resultado final de todo ello para la mayor parte de nosotros.

“Cuando crees que lo has visto todo en este país, siempre hay un escalón más bajo en nuestro sótano de las miserias. Lo de nuestros políticos, directamente obviarlo. Sabemos lo que tenemos y debemos darnos las gracias, unos a otros, por aquellos a los que votaron y a los que votamos nosotros mismos. Ya sabéis eso de “mismo perro, pero con un collar distinto” que, llevado nuestros políticos, es de legítima aplicación si tomamos como referencia sus maneras de actuar.

Un rebaño manejado por las redes sociales, las falsas noticias y por supuesto un grupo de mafiosos que están en la poltrona haciendo lo que se les antoja, sin saber siquiera las repercusiones que puede tener para la población.

Ellos, los políticos, en su mayoría, se han reconvertido a esa estricta religión llamada progresía y haciendo uso y efecto de lo que mejor se les da “haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga”, demuestran una y otra vez, lo que son y para lo que están. Pero esto no es lo peor, no.

Honestamente, me importa un bledo la salud de esta gente que gobierna y de los que vengan detrás, es más, mi preocupación hacia ellos es inversamente proporcional a la de ellos respecto de mi persona. Escribir otra cosa sería de categoría hipócrita superior. Lo que más me sorprende, y disgusta a partes iguales, es la insolidaridad, la falta de empatía, el egoísmo en estado puro que demuestra parte de la población que me rodea.

Ir a un supermercado y encontrarte las lejas de productos básicos totalmente vacías. Ver a gente a codazos por llevarse la mayor cantidad de víveres, sin importarles una mierda las personas que, por diferentes factores, no pueden acudir al supermercado hasta no se sabe cuándo. Gente, mucha de ella, que ni siquiera necesitan objetivamente dicho acopio de esas cosas. En definitiva, borregos carentes de inteligencia y sentido común, el cual, de poseerlo, no actuarían así.

Un rebaño manejado por las redes sociales, las falsas noticias y por supuesto un grupo de mafiosos que están en la poltrona haciendo lo que se les antoja, sin saber siquiera las repercusiones que puede tener para la población. Porque ojo, usted podrá ir al estanco o la peluquería, pero no podrá salir a correr en solitario, por ejemplo. Y ¿Lo peor?… está por venir.

Así que ya sabéis. No salgáis de casa, salvo:

Que tengáis que fumar, ir a la peluquería, ir por el pan, comprar en el supermercado, trabajar, echar combustible, etc. Nuestra sociedad en caída libre.

Cantidad de autónomos y pequeñas empresas que se enfrentan a un desastre económico y humano frente a esta situación, creada única y exclusivamente para intentar hundir a Europa y China y que en no mucho tiempo se demostrará con datos reales y contrastados.

Ahora yo me pregunto: ¿qué va a pasar cuando, dentro de no se sabe cuánto, el virus esté realmente controlado y volvamos a nuestras vidas? Porque lo que está más o menos claro es que esto, no es ni para 15 días ni un mes y quizás no se consiga establecer un cerco al brote en bastante tiempo.

Después, ¿qué va a venir? ¿Cómo se va a replantear esta situación y sus consecuencias, con miles de damnificados por el camino, además de los fallecidos por la contagiosa cepa? Nadie lo sabe, eso dicen. Llamarme loco, pero a mí me da que todo está más que orquestado y con los pertinentes cálculos sobre el papel y por supuesto con los mismos beneficiarios de los dividendos, de la miseria de los demás; Los poderes económicos.

Así que ya sabéis. No salgáis de casa, salvo:

Que tengáis que fumar, ir a la peluquería, ir por el pan, comprar en el supermercado, trabajar, echar combustible, etc. Nuestra sociedad en caída libre.”

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