“Universidades, escuela de parados”
Hace unos días, tras conseguir renovar el carnet de conducir (esto dará para otra reflexión), me disponía a desayunar en una cafetería cercana a la policlínica donde había llevado a cabo el dichoso trámite. El caso es que, al entrar a la misma, me topaba con un conocido del pueblo que hacía bastante tiempo que no veía y aún más que no cruzaba palabra con él. El susodicho en cuestión posee una empresa de construcción, desde la que ofrece servicios varios, todos ellos relacionados con este sector: Albañilería, pintura, forja o fontanería están entre ellos.
Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, tras el saludo protocolario, terminamos charlando cerca de una hora sobre temas tan dispares como las nuevas tecnologías, el trabajo y las vueltas que da la vida. Sobre esto último recordamos nuestros años mozos e incluso hablamos de un viaje al GP de Jerez en el año 2000, donde nos pegamos una soberana fiesta durante aquel fin de semana de mayo en el que se celebró el evento. Sin embargo, a razón del trabajo, Jose, que asi se llama, me expresaba su descontento general con la actual situación que atravesamos en nuestro país en cuanto a la carencia de operarios para desempeñar infinidad de actividades en un sinfín de profesiones cualificadas… Y no sin razón.
