Picaresca «a la española» en versión junior
Las salas de urgencias de centros médicos y hospitales me las conozco como la palma de la mano, ya que, por desgracia, he tenido que visitarlas, a título personal y de manera asidua, en los últimos años. En lo que a mi experiencia propia se limita, por lo general, no ha existido esa anhelada suerte que uno precisa cada vez que acude a uno de estos lugares. Entre otras cosas porque, de un tiempo a esta parte, es más sencillo creer en la existencia de un posible Dios que en la profesionalidad de buena parte de esa extensa amalgama de funcionarios que copan los infinitos departamentos de nuestra sanidad pública.
