Crónica de una muerte anunciada
¿Han sentido alguna vez esa sensación de que algo ha iniciado el camino hacia un final programado?… Supongo que sí. Ese es el mismo sentimiento que atesora buena parte de la población y un servidor que, por diferentes cuestiones, le ha tocado vivir en una Europa decadente y al borde del precipicio. Una civilización que parece derrumbarse a pasos agigantados en favor de otra nueva y totalmente distinta, donde previsiblemente se avecinan tiempos oscuros y aciagos a partes iguales.
Y no hablamos de algo que no se haya visto venir, de unas décadas a esta parte. Una especie de realidad invisible para todos aquellos que ahora y en lo sucesivo sufrirán las consecuencias de su reiterada dejadez, para nada. Por el contrario, los hay (los menos) que se han mantenido con los ojos bien abiertos y los sentidos puestos donde tocaba. Principalmente, lejos de la influencia de ese cáncer llamado progresismo, donde una gran parte de los medios de información, financiados por aquellos que han validado económica y socialmente esta ideología siniestra, enmascaran y manipulan situaciones y acontecimientos como los que se viven estos días en Torre-Pacheco y sus alrededores.
