Filosofía de bolsillo

Con los sueños metidos en conserva

Si de soñar hablamos y lograr convertir en una realidad esas mismas ensoñaciones, quizás la realidad de la mayoría de todos nosotros esté asociada de manera inherente a verbos tan conocidos como esperar, aguardar, postergar, aguantar, prorrogar, confiar, ambicionar, etc. Casi todos ellos, a su vez, suelen ir conjugados en un tiempo verbal presente de subjuntivo, es decir, con idea de llegar a realizar algo a corto o medio plazo, aunque siempre de manera hipotética.

Y es curioso, porque así pasamos buena parte de nuestra vida: hipotecados. Pero no precisamente de la manera que deberíamos estarlo si lo que nos interesa es nuestro bienestar general, algo de lo que todos somos conscientes, pero a lo que parece que no encontramos un remedio eficiente. Pasar del “espero poder hacer esto o aquello” a “estoy haciendo esto o aquello” hay un mundo. A veces tan inmenso que jamás alcanzamos esa meta ficticia que marca precisamente el inicio de algo que verdaderamente ansiamos.