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Las opiniones son como los culos, todos tenemos uno, aunque actualmente pueden llevarte a la cárcel

Discurrimos por tiempos convulsos en eso que denominamos primer mundo, aunque por momentos pareciera que estuviéramos retrocediendo a los tiempos de “María Castaña”, si nos dejamos guiar por los hechos y vivencias a las que buena parte de la población estamos sometidos un día sí y otro también. Esto también incluye la merma en los derechos de las libertades individuales de cada uno de nosotros y como la simple práctica de expresar nuestra opinión personal, incluso bajo hechos probados, te puede llevar literalmente a la cárcel o a perderlo todo.

Así está el patio, o mejor dicho “el cortijo” que algunos se han montado, para desgracia de todos aquellos a los que nos gusta hablar claro y que de igual forma quien interactúe con nosotros lo haga sin medias tintas. Una situación dantesca que se ha convertido casi en una total normalidad en contra de una parte de la ciudadanía que se ve sistemáticamente sometida a una persecución mediática, política y judicial de primer orden.