Filosofía de bolsillo

El exceso de positivismo, y sus consecuencias, en nuestra sociedad actual (Parte I)

Dice nuestro certero refranero español que “el querer es poder” y es probable que no le falta razón en según qué cuestiones, aunque quizás esta afirmación debería de analizarse en profundidad desde la engañosa óptica del positivismo, o mejor dicho, del exceso de este mismo. Y no, no es casualidad que gran parte de la población lleve años impregnada por este sentimiento manifiesto de que cualquiera, de quererlo, puede conseguir todo aquello que se proponga sin más esfuerzo que desearlo. Planteamiento, por otro lado, totalmente erróneo y destructivo para todo aquel que intente aplicarlo en forma y modo.

No es nuevo eso de escuchar, en boca de vendehúmos profesionales, eslóganes carentes de fundamento donde pareciera que vivimos en un jardín de rosas perpetuo y que nuestra única misión en esta vida sea la de intentar alcanzar nuestros sueños. Además, generalmente, quienes incitan a la población a seguir este tipo de conductas se les suele olvidar (intencionadamente) que, para poder lograr nuestro propósito, en cualquier ámbito de la vida, es preciso activar una serie de mecanismos en el sujeto que suelen resultar proporcionalmente directos con el nivel de éxito final de los objetivos marcados.