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Hijos de buen vecino  

Hace unas noches estuve escuchando escandalera en mi calle y las contiguas a esta, propiciada por un grupo de adolescentes que, frecuentemente, la mayor parte de las tardes-noches, se la pegan deambulando de aquí para allá sin mucha intención de hacer algo de provecho, incluso ni siquiera en beneficio de su propia persona. A mí particularmente no me importa demasiado lo que hagan todos y cada uno de ellos, básicamente porque ninguno está bajo mi responsabilidad legal y, por otro lado, porque hace mucho tiempo que creo desasosegadamente que muchos son, por desgracia, y sin ellos saberlo, una generación con un futuro bastante negro por cuestiones varias.

Y no, no es culpa suya, al menos no toda. Está claro que los mecanismos de la sociedad actual no funcionan como debieran. Aún menos cuando un gobierno «orwelliano» como el actual, lejos de importarle lo más mínimo su futuro, intenta comprar su voto presente o futuro dándoles, por ejemplo, ayudas de 400 euros para que se las gasten en cultura, que al parecer esta puede ser en forma de videojuegos. Saquen sus propias conclusiones.