Nos quedamos sin WhatsApp
Solo dos horas sirvieron para darnos cuenta de lo atados que estamos a las nuevas tecnologías y la poca actitud resolutiva con la que contamos cuando, el pasado verano, la aplicación de WhatsApp se vino abajo poniendo patas arriba a media España, mientras la otra andaba bocabajo sin saber cómo darse la vuelta. Asi está el patio y lo peor de todo es que hemos normalizado esta situación. Mejor dicho, nos han hecho amoldarnos a esta forma de vida que nos muestra las dos caras de la moneda en situaciones como esta.
